Nacimientos
Hace 525
años…
Francesco Maurolico (16 de septiembre de 1494 – 21 de julio de 1575) –
Astrónomo italiano. Fue matemático y
astrónomo que realizó contribuciones en los campos de la geometría, óptica y la
música. Entre las observaciones astronómicas de Maurolico se incluye la
supernova que apareció en la constelación de Casiopea en 1572 y que sería
conocida como la “supernova de Tycho”.
Hace 375
años…
Olé
Christensen Romer (25 de septiembre de 1644 – 19 de septiembre de 1710) – Astrónomo
danés. Romer tuvo la oportunidad de aprender
matemáticas y astronomía usando las observaciones astronómicas de Tycho Brahe
en el Observatorio de Uraniborg, cerca de Copenhague en 1671. En este periodo
Picard y Romer observaron 140 eclipses del satélite de Júpiter, Io, mientras
que, en París, Cassini observaba los mismos eclipses. En 1671, Picard lleva a
Romer a París para seguir las observaciones de los satélites de Júpiter.
Galileo propuso el método de establecer el tiempo del día basado en los tiempos
de los eclipses de los satélites de Júpiter, pero Cassinni observó estos
satélites entre 1666 y 1668 y descubrió discrepancias en sus mediciones, que
atribuyó a que la luz tenía una velocidad finita. Romer añadió sus propias
observaciones a las de Cassini y observó que los tiempos entre los eclipses se
reducen a medida que la Tierra se acerca a Júpiter y aumentan conforme la
Tierra se aleja. Este diferencial de tiempo lo calculó Cassini de diez a once
minutos para cruzar una distancia igual a la mitad del diámetro de la órbita
terrestre. Todos los intentos anteriores en medir la velocidad de la luz habían
resultado en fracaso, ya que por ejemplo Galileo lo intentó encendiendo y
apagando luces en montes cercanos. Romer, sin embargo, eligió distancias
estelares. Calculó que la velocidad de la luz era unos 227,000 km por segundo,
lo que es un 75.7% del valor real. Romer anunció su descubrimiento en una
reunión de la Academia de Ciencias en París en 1676. En 1681, Romer regresó a Dinamarca y fue
nombrado profesor de astronomía en la Universidad de Copenhague.
Desafortunadamente, sus observaciones no sobrevivieron por el incendio de
Copenhague de 1728.
Muertes
Hace 150
años
Thomas Graham (20 de diciembre de 1805 – 16 de
septiembre de 1869) – Fisicoquímico escoces. Empezó a
estudiar teología pero en la Universidad de galsgow se dirigió a la ciencia. Se
graduó en 1826 y en 1830 fue profesor de química en la misma universidad. En
1837 aceptó un puesto similar en la Universidad de Londres. Al principio se
interesó en la difusión de los gases. Si el hidrógeno se coloca en la mitad
superior de un recipiente y el oxígeno en la mitad inferior, los dos gases se
mezclan completamente, aun cuando el oxígeno es más pesado y debería permanecer
en el fondo, si existiese solamente la fuerza de gravedad (la teoría cinética
de los gases establecida por Maxwell demostraba que una segunda fuerza sergía
del rápido movimiento, sin rumbo fijo, de las moléculas del gas, las cuales
rebotaban en zigzag en todas direcciones, de modo que algún hidrógeno se
dirigía a la parte inferior y algún oxígeno hacia la parte superior en
desacuerdo a la gravedad). En los años de 1820, cuando Graham empezó sus
estudios sobre la difusión de los gases, la teoría cinética no saldría a la luz
hasta una generación más tarde; de modo que todos sus trabajos eran empíricos.
Midió la proporción en que se difunden los gases a través de un trozo de yeso,
por tubos finos y por un diminuto agujero hecho en una placa de platino; de
esta forma redujo el grado de difusión, por lo que se pudo medir fácilmente
como Galileo había aminorado la cáida libre de los cuerpos, usando un plano
inclinado. En 1831, Graham descubrió que la cantidad de gas difuminado era
inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso molecular, y como las
moléculas de oxígeno son diesciseis veces más pesadas que las de hidrógeno, el
hidrógeno se difunde cuatro veces más rápidamente que el oxígeno. A esto se le
llama Ley de Graham, y por este descubrimiento se le reconoce como uno de ,los
fundadores de la fisicoquímica. Este estudio condujo treinta años más tarde a
algo todavía más importante. Graham se interesó por la forma en que las
moléculas se difunden a través de una solución. Si se coloca un cristal de
sulfato de cobre en el fondo de un recipiente con agua, el sulfato se disolverá
y aparecerá lentamente el color azul del cobre. Graham observó que algunas
sustancias se difundían más lentamente que otras. En 1861, usó el mismo
dispositivo que el anterior, pero poniendo entre las sustancias que se
difundían una sustancia bloqueadora, en este caso fue una hoja de pergamino, y
comprobó que sustancias como sal, azúcar y sulfato de cobre que se difundían
con bastante rapidez, podían pasar a través del pergamino, siendo posible
reconocerlas al otro lado de la membrana. Pero sustancias como la goma arábica,
cola, gelatina, que se difundían lentamente, no pasaban por el pergamino. Por
tanto, distinguió dos clases de sustancias. Las que se difundían a través del
pergamino se cristalizaban con facilidad y las llamó cristaloides. Las que no
se difundían por el pergamino no se conocían cristales de ellas. De este
segundo grupo, la sustancia principal era la cola (en griego, kolla) y por ello las llamó coloides.
Probó más tarde que una sustancia coloidal podía purificarse y eliminar la contaminación
cristaloide, introduciendo la sustancia en un recipiente hecho de una membrana
porosa que a su vez se mete en agua corriente; los cristaloides pasan a través
de la membrana y son arrastrados por el agua, mientras que el coloide permanece
en el recipiente. A este proceso le dio el nombre de diálisis. Como se sabe
ahora, la diferencia entre los cristaloides y los coloides depende en gran
parte del tamaño de las partículas. Los cristaloides están formados de
moléculas relativamente pequeñas, mientras que los coloides de moléculas
relativamente grandes o de uniones relativamente grandes de pequeñas moléculas.
Esto resultó de gran importancia para la bioquímica, puesto que las moléculas
más importantes del tejido vital, tales como proteínas y ácido nucleícos, son
de tamaño coloidal. El estudio del protoplasma es una penetración en la química
de los coloides, ciencia de la cual se considera Graham como su fundador. Entre
estos dos viajes al mundo de la difusión, Graham en 1833 estudió las formas
variadas del ácido fosfórico y demostró que diferían en la cantidad de
hidrógeno que poseían. En el ácido metafosfórico sólo puede reemplazarse un
átomo de hidrógeno por un metal en cada molécula; en el ácido pirofosfórico
puede reemplazarse dos, en el ortofosfórico tres. Esto dio a conocer a los
químicos que había ácidos polibásicos, es decir, los que en su molécula más de
un átomo de hidrógeno podía reemplazarse con metales. Graham estudió también la
presencia de moléculas de agua en cristales de varios compuestos (agua de
cristalización) y la forma en la que el metal paladio absorbía grandes
cantidades de hidrógeno. Ganó la Royal Medal en dos ocaciones: en 1838 y 1850 y
la Medalla Copley de 1862.
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