Nacimientos
Hace 200
años…
John Couch Adams (5 de junio de 1819 – 21 de enero de 1892) – Astrónomo inglés. Fue el primero de su clase en la
Universidad de Cambridge, donde ingresó por una beca, ya que era de familia
pobre. En 1843, empezó la investigación de las irregularidades detectadas en
los movimientos de Urano, planeta descubierto por William Herschel en 1781.
Dedujo correctamente que podían deberse a la presencia de otro planeta más
lejano. En septiembre de 1845 envió un cálculo detallado de la posición
probable de dicho planeta a James Challis y a George Airy, astrónomo real. Airy
despreció el estudio de Adams porque estaba seguro de que la anomalía de Urano
era a causa de una imperfección en el sistema de gravitación. Dos meses
después, el francés LeVerrier publicó unos cálculos muy parecidos a los de
Adams y los envió a Johann Gottfried Galle, del Observatorio de Berlín, quien
localizó rápidamente el planeta Neptuno. Solo entonces recibió Adams un
reconocimiento tardío, aunque LeVerrier se llevó la fama del descubrimiento,
por haberlo publicado antes que Adams. Adams continuó su carrera como astrónomo
y profesor de matemáticas y terminó convirtiéndose, en 1861, como director del
mismo observatorio de Cambridge que rechazó su trabajo en 1845. Estudió el
movimiento de la Luna y demostró que la trayectoria de ciertas lluvias de
meteoritos coincide con la trayectoria de un cometa, lo que indicó que eran
restos del mismo. Ganó la Gold Medal de 1866. El cráter lunar Adams fue
nombrado en su honor.
Hace 150
años…
Hans Spemann (27 de junio de 1869 – 12 de septiembre de 1941) – Biólogo alemán. Estudió medicina, biología y física
en las Universidades de Heidelberg, Munich y Wurzburgo. Trabajó en el Instituto
de Zoología de Wurzburgo en 1894 y fue profesor de zoología comparada en la
Universidad de Rostock en 1908. Su campo principal de investigación fue la
embriología. Experimentando con larvas de tritón, descubrió que las células
embrionarias de la piel del embrión, trasplantadas a la zona que usualmente se
convierte en tejido nervioso, se transforman en neuronas. Con ello demostró que
su forma definitiva no está predeterminada, sino que es el resultado de señales
químicas recibidas de las células próximas (inducción embrionaria). En 1935
recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por el descubrimiento de la
inducción embrionaria.
Hace 100
años…
Leo
Brewer (13 de junio de 1919 – 22 de febrero de 2005) – Fisicoquímico
estadounidense. Estudió química en el
Instituto de Tecnología de California y Linus Pauling le recomendó que fuera a
la Universidad de California en Berkeley para obtener su doctorado. Empezó a
realizar estudios sobre la cinética química en solución acuosa. En 1942 se unió
al Proyecto Manhattan, donde empezó a trabajar con el nuevo elemento plutonio,
que estaba disponible en cantidades microscopicas y se le asignó la tarea de decidir
como manejar grandes cantidades de este elemento a altas temperaturas. Como no
existían datos para este elemento, se vio obligado a usar modelos teóricos
basados en la cantidad limitada de datos para elementos similares. Investigó
varios materiales refractarios como los sulfuros de bario, cerio, talio y
uranio. El resultado fue un nuevo material que fue el CeS (sulfuro de cesio, al
que llamaron “impervio” y del cual se hicieron varios crisoles para uso en el
Laboratorio Nacional de Los Alamos. Al final del Proyecto Manhattan en 1946,
Brewer fue nombrado profesor de química. Fue elegido miembro de la Academia
Nacional de Ciencias en 1959. Uno de sus primeros trabajos publicados fue sobre
el calor de sublimación del grafito de los átomos de carbono e involucraba
medir la presión de vapor del frafito cerca de 3000 °K. Tambien publicó la
llamada Regla de Brewer, que muestra que cuando el vapor y las fases
condensadas están en equilibrio, las especies de vapor se vuelven más complejas
a medida que aumenta la temperatura. Esto incluye la formación de polímeros y
estados de oxidación inusuales. De 1950 a 1970 publicó artículos sobre el
análisis de los espectros producidos por moléculas gaseosas de alta
temperatura. Se le considera el fundador de la química moderna de altas
temperaturas.
Hace 75
años…
Phillip
Allen Sharp (6 de junio de 1944) – Bioquímico estadounidense. Estudió en la Universidad de Urbana y
en el Instituto de Tecnología de California. Trabajó en Cold Spring Harbor y en
el Instituto de Tecnología de Massachusetts. En 1979 fundó la empresa de
productos biotecnológicos Biogen, en colaboración con Walter Gilbert. En 1977,
Sharp y su equipo, descubrieron, al mismo tiempo que Richard J. Roberts e
independientemente, que la información genética codificada en el ADN de muchas
células es discontinua, pues cada gen esta formado por segmentos separados entre
si, llamados exones, asi como, separados por fragmentos sin función
codificadora, llamados intrones. La existencia de los intrones se ha comprobado
en virus, como en el del resfriado común, y en muchos organismos superiores.
Además, parece ser que los mismos exones podrían combinarse entre sí de varias
maneras para dar lugar a proteínas diferentes. De ser esto cierto, un solo gen
podría codificar varias proteínas. Walter Gilbert que dio nombre a los exones y
a los intrones, cree que la evolución biológica podría tener lugar mediante la
modificación de la manera de cortarse y reunirse los exones para formar ARN
mensajero. Tendríamos, por lo tanto, un tercer mecanismo evolutivo que quizá
tenga tanta importancia como los otros ya conocidos que son las mutaciones
(cambio de una o varias bases de un gen, lo que modifica algún aminoácido de la
proteína correspondiente), y la recombinación genética (supresión, inserción o
cambio de orden de una secuencia de bases). Ademas, se ha descubierto que
algunas enfermedades de origen genético, como la beta-talasemia, una forma de
anemia muy peligrosa se deben a errores en el mecanismo de separación y reunión
de los exones. En 1993, Sharp ganó el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por
el descubrimiento de los intrones.
Hace 75
años…
Gérard Albert Mourou (22 de junio de 1944) – Fïsico francés. Estudió física en la Universidad de
Grenoble. Profesor emérito de la Universidad de Michigan y de la Universidad de
Rochester. Director fundador del Center for Ultrafasdt Optical Science en la
Universidad de Michigan desde 1990. En 1994, junto a su ewquipo en la
Universidad de Michigan descubrió que el equilibrio entre la refracciój
antoenfocada (efecto Kerr) y la difracción auto-atenuante por ionización y la
rarefacción de un rauo láser de intensidades de terawatt en la atmósfera crea
“filamentos” que actúan como guías de onda para el rayo, evitando la
divergencia. En 2018, junto a Donna Strickland desarrolló un método para
generar pulsos ópticos de alta intensidad y ultracortos con una técnica que
abrió nuevas áreas de investigación y con aplicaciones en el campo médico e
industrial. La técnica desarrollada por estos científicos, conocida como
“chirped pulse amplication”, que consiste en manipular un pulso láser corto,
estirarlo en el tiempo, amplificarlo y exprimirlo junto otra vez. Los láseres ultrafinos
permiten realizar cortes o incisiones en varios materiales con una preciión
extrema, incluso en materia viva, como las operaciones de corrección de vista.
El trabajo de Mourou y Strickaland se remonta a 1985, cuando publicaron un
artículo revolucionario en el que explicaban su método para crear pulsos de
láser ultracortos de alta intensidad con un enfoque ingenioso, sin destruir el
material amplificador. Primero estiraron los pulsos de láser a tiempo para
reducir su potencia máxima, luego los amplificaron y finalmente los
comprimieron. Si un puso está comprimido a tiempo y se hace más corto, entoces
se empaqueta más luz en el mismo pequeño expacio, por lo que la intensidad del
pulso aumenta drásticamente. ge. Estos pulsos son tan breves como un femtosegundo,
la milbillonésima parte de un segundo, lo que permite observar eventos que
suceden entre las moléculas y los átomos tan rápidamente que antes parecían ser
instantáneos y solo se podía describir el antes y el después. La extremadamente
alta intensidad de un láser también hace que su luz sea una herramienta para
cambiar las propiedades de la materia: los aislantes eléctricos se pueden
convetir en conductores, y los rayos láser ultrafinos hacen posible taladrar
agujeros en diversos materiales de forma extremadamente precisa, incluso en
materia viva. Estos usos incluyen los millones de cirugías oculares correctivas
que se realizan cada año usando los rayos láser más nítidos. Esta tecnología
también puede permitir un almacenamiento de datos más eficiente y la
fabricación de endoprótesis quirúrgicas, unos cilindros diminutos que ensanchan
y refuerza los vasos sanguíneos, el tracto urinario mas otras aplicaciones. En
2018 ganó el Premio Nobel de Física por sus investigaciones en el campo de la
física láser.
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